La Mujer que sufre Síndrome de Maltrato a la Mujer, es una mujer confundida.
No está enferma ni torpe, pero vive en una situación compleja, en la que el afecto y las promesas que a veces recibe, la compensan o hace que se le borren los golpes, insultos, etc....
Él la desconcierta, no sabe interpretar la contradicción entre lo que te dice y lo que hace. Esta confusión se hace cada vez más grande porque él con los demás sabe comportarse, es amable y muy correcto. Dos personas en una.
No escuches a quien te culpa o acusan de provocar la situación, o te aconsejan que aguantes, seas paciente y perdones. Es tu
salud, tu vida esta en juego, no la de ellos.
Lo que ha ocurrido No es culpa tuya. El único culpable es el maltratador.
Te sientes desprotegida, no encuentras respaldo, muchas veces ni en instituciones ni en familia o
amigos.
Vives Amenazada constantemente, en peligro continuo y temiendo que toda esta situación pueda empeorar.
Este te enseña a ser cautelosa y medir los riesgos, te inmoviliza la indecisión,
de una situación que conoces mejor que nadie.
Terminando por establecer con tu agresor, el Síndrome de Dependencia afectiva la cual te lleva a perdonarle y negar el maltrato.
Es frecuente que retires la denuncia por temor a las consecuencias o por una errónea compasión hacia el agresor.
Pero no es aconsejable. A pesar del pánico que las invade, algunas consiguen romper con todo y empezar una nueva vida. No es fácil, pero tampoco
imposible.
También utilizan mucho la llamada alineación parental, utilizando a tus hijos para atacarte psicológimente y que
cedas.
Es un lazo emocional que impide a la víctima romper con su agresor, siendo muy frecuente en mujeres maltratadas que viven aisladas, él es su mundo, el padre de sus hijos, incluso creyendo que lo ama. La mayoria de estas mujeres se aislan socialmente para no enfadar a sus parejas.
Son Mujeres que le han hecho tanto daño que son incapaces de salir de ello, están sobreadaptadas al Peligro.
El resultado es una situación de soledad en la que terminan viendo lo que ellos ven, viviendo su vida y
su mundo.
Se sienten fracasadas como mujer, amante y madre, y piensan que nadie puede
ayudarlas. Este síndrome es una especie de
síndrome de Estocolmo, que te lleva a justificar al agresor.
"La educación, el bajo nivel sociocultural e incluso los valores aprendidos socialmente, tienen mucha influencia en la personalidad de estas mujeres, muchas ven con normalidad, esta relacion con el otro sexo, en muchas de ellas, han presenciado episodios de este tipo en sus familias."
Primer paso "el Aislamiento", segundo paso "Controla y prohibe", tercer paso "te Desvaloriza".
Todo esto conlleva al Maltrato Psicológico, el cual te dirige directamente a ser MALTRATADA FISICAMENTE.
Esta actitud de la mujer, ante la violencia, se prodcuce en TRES ETAPAS:
RECHAZO
Defensa, responder a la violencia, seguir haciendo aquello que no se le permite, denuncias, escapes, intentos de separación, vuelta a la familia de origen, etc...muy influida por el ciclo de la violencia.
ADAPTACION
La mujer cambia de conducta para “evitar” la violencia de su pareja. Empieza a ceder de forma cada vez más continua para intentar controlar su vida. Piensan que la violencia depende de lo que ellas hacen o no hacen, cuando en realidad la violencia depende de cómo su pareja ve e interpreta lo que ella hace o como lo hace.
HUIDA
La mujer intenta escapar de la situación, por todos tipos de medios, pudiendo llegar hasta el suicidio.
Frecuencia creciente de maltrato violento.
Severidad de las heridas infringidas.
Agresión sexual repetida de la mujer.
Amenazas de muerte.
Uso o presencia de armas.
Intentos de homicidio.
Intentos de la mujer por poner fin a la relacion.
Seguimiento obsesivo del ex-marido a la mujer o a lo hijos/as
El agresor utiliza una gran brutalidad para acabar con su víctima, convencido de que ha hecho lo que tenía que hacer.
La legislación penal castiga de forma especial al hombre agresor, hay juzgados especiales para violencia machista, los cuerpos policiales tienen como prioridad combatir esta
delincuencia y las administraciones públicas destinan cuantiosos fondos a campañas de información y servicios asistenciales a las mujeres agredidas y a sus hijos.